La gran historia de la yerba mate
Esta planta utilizada para infusiones o bebidas tanto calientes como frías, tuvo su origen en los pueblos guaraníes, los cuales utilizaban sus hojas para consumir, como objeto de culto y moneda de cambio.
Su nombre científico es Ilex Paraguariensis, un árbol nativo de la selva Paranaense, en un estado silvestre, esta planta puede alcanzar una altura de entre 12 y 14 metros. Los Káingang fueron los primeros consumidores de yerba, en la antigüedad no se procesaba la hoja, sino que se ingería fresca. Sin embargo, los guaraníes eran los primeros en perfeccionar sucesivos procesos de elaboración como ser el Barbacuá Mbyky y el Barbacuá Yvaté.
Bajo el dominio español, la cosecha de yerba mate de plantas silvestres se llevaba a cabo con la mano de obra indígena. Tiempo después, el consumo de mate se difundió recién en el siglo XVII, llegando a la región del Río de la Plata y de allí a Chile y Perú. A mediados del mismo siglo, los jesuitas lograron domesticar la planta y establecieron plantaciones en sus reducciones, el cual desató una fuerte competencia con los recolectores de lo que hoy en día es Paraguay, Nordeste de Argentina y zonas de Brasil.
La planta fue domesticada una vez más, en esta ocasión por argentinos y brasileños en el siglo XX, esto se logró gracias a los estudios del franco-argentino Carlos Thays que elaboró un nuevo método para obtener que la germinación se hiciese a escala industrial, abriendo así el camino para los sistemas de plantación moderna. Cuando los empresarios brasileños volcaron su atención en el café en la década de 1930, la Argentina, que había sido el principal consumidor, se convirtió también en el mayor productor, avivando la economía de la provincia de Misiones.
En la actualidad es uno de los productos que mayor demanda tiene y que se ha exportado al mundo entero, siendo así muy reconocido.
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